Ayer reinaba en el cielo una luna llena épica, de película, majestuosa y grande observaba de cerca a la tierra, tan de cerca que parecía que podía alcanzarla con la mano.
Hice una invocación en el mar, ya que el lunes es el mejor día para invocar a la Luna y recibir sus estupendas influencias lunares.

Me bañe bajo unas olas que no cesaban de moverme y había tanta corriente que a penas podía salir del agua.
Es curioso como las corrientes de aire y las mareas son sometidas o manejadas por la influencia de la Luna, exactamente igual que el temperamento y el carácter de las personas.

Desnudarme bajo el sol y dormir en la arena ha sido todo lo que he hecho toda la tarde, no puedo contarte otra cosa, porque te mentiría.
Sergio, Dani y yo fuimos los últimos en irnos de allí, nosotros y 2 hombres que siempre están jugando a las palas, deben ser pareja, uno de ellos es muy mono.

A esta playa siempre vamos los mismos, y siempre nos ponemos en los mismos sitios, es como si cada uno hubiese alquilado su parte de las rocas y tuviese su parcela de arena.
Hay uno que siempre me llama la atención, siempre viene solo, y anda como un orangután, tiene un cuerpo precioso, un culito en pompa perfecto, con una cara de bruto, y animal de ensueño, nos encanta, pero pensamos que debe estar medio loco, por las cosas extrañas que hace. Otro viene siempre sobre las 20:00 de la tarde, se desnuda se baña y chilla, chilla con cada ola, es muy simpático verlo, porque sin él la playa no sería la misma.
Hay bastantes parejas, que descansan en las toallas y 2 kilómetros de un paisaje salvaje y precioso. Excepto los fines de semana, no suele haber más de 30 personas.

Después de estar hasta las once de la noche en mi playa preferida, fuimos a cenar un churrasco recién hecho con una rica ensalada.
Hecho muchísimo de menos a: Manchis, a Gloto, a Basi, y a Hilarita a veces la nostalgia me fulmina y en cuestión de segundos muero por dentro, aunque trato de no pensar en ellos me cuesta muchísimo porque los añoro.
Cuando uno está en estos paisajes tan alucinantes y tiene tanto tiempo para meditar, se da cuenta de lo que le falta más que nunca, parece que aquello que deberías disfrutar en ese momento no tiene ya sentido sino va a la par de una vuelta a casa con quien amas.
Saber que cuando llegue no estarán, aniquila de un plumazo toda cuanta felicidad me pueda haber transmitido un maravilloso e idílico día de playa y mar.

No, no estoy deprimido en absoluto, pero sin embargo no estoy feliz. Y se que la vida tiene ciclos y que la muerte es uno de esos ciclos, pero me hunde a un abismo que yo no elijo.

Una moneda cayendo a un pozo, o un paracaidista tirándose de un avión, así me siento.