Santi Molezún 2022

Santi MolezÚn

Adiós Acuario de papa

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Por fin he concluido semejante tarea interminable, ha sido una condena hecha con buen gusto, pero un exceso de trabajo , un inmenso esfuerzo hasta el desfallecimiento por mi parte. Pero: – ¡Ya he terminado mi enmienda!.
He mudado mi tienda de 100 metros cuadrados a mi casa de Santiago de Compostela, menos la mercancía que se ha ido a los expositores de mi otro local. Todo lo demás: muebles, decoración, estanterías, despacho, consultorio, enormes mesas de cristal, etc, ha ido a parar a mi barroco domicilio, el cual he vaciado de recuerdos, muebles viejos o apolillados, mesas camilla, televisiones inservibles y hasta un aparador de 2 metros de largo que tenía más años que «Los Beatles”. No hacían otra cosa que ocupar espacio en una casa cargada de presencias del pasado, reminiscencias y evocaciones.

Me ha costado muchísimo deshacerme de tanta «basura romántica» ya que soy muy apegado con las cosas, como creo que ya te he contado, pero sin embargo a veces en la vida hay que mostrarse práctico y no eyacular sentimentalismos para poder avanzar dentro de nuestra línea de futuro. El deshacernos de sombras del pasado no hace más que facilitar llenarnos de cosas nuevas, que algún día, estoy seguro, serán nuestros «nuevos recuerdos».

Desde las nueve de la mañana hasta las tres de la madrugada he estado inmerso en este vorágine traslado, solo descansé paré a comer quince minutos apoyado en un espejo y una radio antigua, me deleite en pie una rica pizza llena de calorías y grasas no saludables de las que a uno le costará deshacerse una eternidad, cómo de esas lágrimas nunca lloradas, que por más que uno intenta, siempre le acompañan.

Por esta razón no te he vuelto a escribir desde el día 7 de Enero, literalmente no he tenido tiempo para hacerlo, ni una estresada hora de descanso, por querer rescindir cuanto antes esta metamorfosis atragantada. El objetivo era emprender lo antes posible mi nueva vida.

Ha quedado una casa muy bonita, un salón precioso, y un despacho digno de un colegiado, ahora te escribo desde él, estrenándolo.

¡Me han llamado hoy 14 personas!, ayer y los demás días de la semana prácticamente igual y no he atendido absolutamente a nadie, ni a una sola consulta, ni un euro de ganancia, ¡solo gastos y más gastos!. Estoy muy centrado en ordenar mi vida para empezar a trabajar de nuevo con los nuevos horarios a partir del lunes 16 de enero. No me preocupa el dinero, preveo que en seguida me repondré y duplicaré mi inversión.

Estas próximas semanas serán movidas, pero trabajaré con mucho gusto en una nueva perspectiva profesional.

Lo que más me ha costado es buscar un sitio para cada cosa, no he podido ubicar el acuario de 500 litros de agua, que tenía en mi despacho. Una macro pecera alucinante de peces tropicales que guardaba como herencia de mi padre. ¡Por un centímetro no entraba en el único hueco de mi casa! encima de una viga, donde podría situarse. Hablé con el carpintero para ver si había una solución de acortar el mueble pero inútil, sobraba un centímetro y no era posible. Con mucha tristeza lo he regalado: el mueble de caoba y el acuario, que cómo te digo habían sido de mi difunto padre y les tenía muchísimo amor.

El afortunado es un chico electricista que se llama: «David», al cual no conozco absolutamente de nada, pero parece ser que le hace muchísima ilusión tenerlo y que tiene una casa cuyas estructuras pueden aguantar en 2 metros 700/800 kilos, que es lo que debe pesar este fondo marino con su arena, piedras y mueble que los sostiene.

Mañana Domingo vendrá con 6 amigos a tratar de llevárselo, aunque sé que les va a costar muchísimo, ya que trasladar semejante gigante, es una tarea muy complicada, es frágil y resbala de entre las manos con el sudor, su gran peso, que solo vacío debe estar en 250 kilos de gordo cristal, hace tedioso su traslado.

Todo el mundo me ha aconsejado venderlo, ¡que no lo regale!, pero yo considero que el dinero a veces no es lo importante y aunque sé que este acuario es muy caro, sería como vender a mi propio padre.
Se lo he regalado hasta con el mueble, si yo no puedo tenerlo, que alguien lo disfrute y le de uso, eso es lo que importa.

Espero que lo entiendas Papá, estoy sobreviviendo a los recuerdos, porque yo no quiero que seas una enorme pecera, te pienso igualmente sin necesidad de espacios geométricos acristalados .

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