Santi Molezún 2022

Santi MolezÚn

photo of thunderstorm

Compartir esta publicacion

Existen días fastos y días nefastos, y quien diga lo contrario miente o vive mimado por el destino.
Hoy ha sido uno de esos días donde a uno le pasa de todo y luego a la noche lo narra con detalle en su diario iluminado por la pantalla del ordenador. Todo ha sido una pesadilla de acontecimientos encadenados inconclusos.

Empecé el día madrugando, pese a que ayer me acosté muy tarde sobre las 3 de la mañana.

A las 8:30: ya abrí los ojos por culpa de una inoportuna llamada de mi mejor amigo rumano y fotógrafo: «Theodor Smeu». Le había llamado el día anterior para intentar solucionar unos problemas en los formularios de mi página Web que están estropeados y no funcionaban. ¿Desde cuando no funcionan?, ni remota idea. Pero deben estar mal hace ya bastante tiempo porque la Web ha recibido más de 600 visitas en menos de una semana y en cambio no han rellenado un formulario absolutamente nadie. Me extrañaba pero no le di mayor importancia, hasta que una clienta me aviso del fallo en todos ellos.

Theo es un genio en toda su palabra y lo quiero mucho y un estupendo diseñador de páginas Web, siempre tiene soluciones para todo. Hasta para despertarme 5 horas después de haberme acostado.

Me levanté, preparé el desayuno a mi familia gatuna, me regué, me aboné, y broté de nuevo a la luz de un nuevo día.
El cartero llamó a la puerta diez minutos después de un mensajero. Recogí, firmé y me senté en mi despacho con un litro de agua a mi vera para seguir reviviéndome.

Estuve enfrascado en llamadas aquí y allí, resolviendo mis nuevos y viejos negocios, y discutí por teléfono casi 30 minutos con un señor con voz aterciopelada, que no sabía si era un Roble o Tilo.

Me enfadé muchísimo con él, porque he comprado un dominio en Internet para un nuevo negocio que abro, y después de haberlo pagado y puesto a mi nombre por un año, me lo pausan con la explicación de que está en «cola de espera» entre más gente que lo ha solicitado antes que yo…

No me encajan sus respuestas esquivas y sin rumbo, el dominio estaba a la venta le explico, si estaba ya alguien interesado en él y lo ha comprado, ¿para que lo ponen como libre?, sus respuestas me hacen desconfiar y sigo indagando… Al parecer la otra persona no lo pagó y el dominio esta solo apalabrado, como no lo pagó en el plazo correcto, le dan 15 días más para ver no sé el que y después, si todo esta correcto, me lo darán a mi que soy el siguiente comprador, tiene su lógica, pero me molesta.

Me enfurezco, le digo que lo necesito con urgencia para un nuevo proyecto que monto y que no hay derecho a semejantes normas de empresa. Por protestar que no quede…

El nuevo negocio que he creado son unas líneas de contactos y pornográficas, para hacer sexo por teléfono y quedar para intimar, el que llama elije con quien quiere ligar: chica o chico, heterosexual, gay o lesbiana y se masturba desde su casa privadamente o quedan en persona para «jugar al parchís».

Pienso que me puede dar mucho dinero para invertir en mí, el otro negocio número 1: «Yo mismo». Porque pese a que me entrego en mi trabajo y lo haga lo mejor posible, no dejo de ser una empresa, una marca registrada en la Oficina Española de Patentes y Marcas. Y las marcas deben publicitarse para su existencia cómo tal y su beneficio.

No me preocupa nada que se sepa que monto este negocio del sexo, soy el primero en promocionarlo y contárselo a todo el mundo.
Espero dar calidad a los clientes que llamen, un buen servicio, y que queden satisfechos con sus «relaciones telefónicas» y sus quedadas sexuales. También espero, no lo oculto, ganar dinero con ello.

El dominio que compré se trata de: «follame.com.es», ¿no es un nombre precioso?, a mi me encanta, pienso que enganchará al público a quien va dirigido y posiblemente escandalizará a otros más puritanos y con prejuicios (que serán a buen seguro quienes más lo usen pese a su doble moral).

Hoy no pude dar mis clases de Ingles, entre tanta discusión telefónica dieron la 13:30.
Sin desayunar cuando me disponía directo hacer la comida, vino Diego, mi asistente, empezó su trabajo, yéndome a unos recados y a comprar comida, limpió la casa como de costumbre. De pronto al cabo de poco, me dijo que no encontraba a una de mis gatas. Con calma la busque por todos los rincones de mi barroco hogar y no aparecía.

Pasó el tiempo, y mi búsqueda no tenía resultados. Mi angustia iba creciendo, mi calma difuminándose y mi ansiedad aumentaba por encontrarla.

Me la imagina perdida en la calle, sin poder volver, bajo un coche y mi cabeza me martillaba a cada segundo más y más. Estuve buscándola casi 1 hora y nada. A medida que iba alcanzando mi punto álgido negativo mi rabia contra Diego iba creciendo más y más, por ser el culpable de tal disgusto, no había nadie más en casa…

Miré debajo de las camas, de los armarios, de las mesas camillas, detrás de todo, y nada. Chillé, lloré, me agarré la cabeza que explotaba, y grité su nombre por todas partes. «Gloto» no es una gata que se esconda y lleva conmigo casi 13 años, nada me encajaba en este día tan extraño.

Despedí a Diego, no antes de echarle en cara haber perdido a mi niñita. Y le dije de todo menos bonito, llegué incluso a amenazarle con clavarle un cuchillo como no apareciese. Estaba completamente exaltado y era completamente capaz de hacerlo. Menos mal que Diego salió de casa de un portazo, mientras yo tiraba por los aires todos los muebles que se ponían a mi paso en una búsqueda histérica y ya violenta, lo pasé fatal, fueron minutos de tensión y una angustia tremenda.

Finalmente la «capulla» de mi gata «Gloto» (de Glotona) apareció, de detrás de sabe Dios que, dentro de sabe Dios donde, creo que del cuarto de los trastos. Me alegré como nunca de verla, me puse a llorar cómo un tonto, mis nervios estaban completamente bloqueados, ¡hija de puta!, me la comí a besos.

Recogí mi portátil y me fui corriendo a la tienda, eran ya las 16:40de la tarde, llegaba muy fuera del tiempo de apertura.

Tuve mucho trabajo y me agoté buscando a mi hija peluda, mi voz estaba completamente afónica, no podía casi hablar del susto y del disgusto.

Cuando salgo de mi comercio a la noche, cierro todo cómo habitualmente, hecho la puerta, enciendo la alarma ¡y me encuentro que ha desaparecido mi coche!.

Estaba aparcado cerca de la tienda, de nuevo otra mala sorpresa, otra vez desconfianza y de nuevo la angustia. Veo un coche patrulla de policía y les aviso del robo de mi coche, me responden que no me lo han robado, sino que se lo ha llevado la grúa por estar estacionado en esa plaza, donde ¡todos! los días aparco (todo el mundo lo hace) y de donde poseo una tarjeta de «carga y descarga» con permiso de «paso y parada».

De hecho un día que les había preguntado a los propios hipócritas policías y me dijeron que aparcase en esa plaza sin problemas. Me pareció extraño y me enfadé de nuevo muchísimo, de nuevo perdí los estribos.
Tuve que ir a por él al culo del mundo y pagar una tasa y una multa por retirarlo de 190 Euros. No saben que hacer los del ayuntamiento para sacar dinero de los contribuyentes, que poca vergüenza.

Voy a por el coche y pagó «el robo a mano armada» del ayuntamiento de Santiago de Compostela y vuelvo al centro de la ciudad, donde el vehículo se me queda completamente «muerto», sin nada de batería. Desconozco el motivo, ya que estaba perfectamente, no obstante como buena ley de Murphy para fastidiarme más… no hay dos sin tres. El coche no encendía en absoluto, pese a mi insistencia.

No había nadie que me ayudase cerca, más que un señor de un garaje que fue amablemente a su coche a por dos pinzas para conectarlo al mío y pasarle energía a la batería. Cuando vuelve me comunica ¡que no las tiene encima, que no las encuentra!!. Mi cara sonrió y entendió que una enorme nube negra Plutoniana estaba encima de mi cabeza. ¿Para que esforzarse más?

Llegué a casa a las 00:40 de la madrugada , completamente destrozado, agotado y decepcionado, Dani se fue a dormir y yo me tuve que poner a limpiar y recoger todo cuanto tiré a la hora de poner la casa patas para arriba para buscar a «Gloto», otra hora más de ejercicio y movimiento.

¿Qué más se le puede pedir a un día como hoy? ¿Existen o no? días fastos y días nefastos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Suscríbete a nuestro boletín

Recibe actualizaciones y lee los nuevos capítulos del Diario de Santi Molezún

Más para explorar

Diario de un Brujo
Diario de un Brujo

Prefacio

“No sé hasta que punto escribir lo interno que uno siente, piensa o vive es bueno o malo, pero sí sé que el llegar a

Escribo desde la cama
Diario de un Brujo

6 de Diciembre

Hoy 6 de Diciembre, es un día festivo, uno de esos días en lo que uno se queda en casa a disfrutar de su intervalo

Universidad
Diario de un Brujo

7 de Diciembre

Hoy ha sido un buen día de trabajo, estoy francamente agotado, echar las cartas a diferentes personas con distintas problemáticas e inquietudes es una tarea