Hola, Diario.
Me he permitido desconectar de ti y de todo el mundo, regalándome una semana sabática. Lo necesitaba para recargar energías y reflexionar sobre muchas cosas que llevan tiempo rondando mi cabeza. Te resumo estos días y trataré de poner en orden esta correspondencia para que no queden vacíos en tus páginas.
El martes salí en TVG, en el programa que te mencioné hace unos días, Antes do Silencio. La entrevista la emitieron tarde, sobre la 1:30 de la madrugada. No me gusté nada. No me suelo gustar en televisión. Soy muy autocrítico y siempre me encuentro defectos. Hablé mal, y aunque a veces me expreso bien, en esta ocasión no fue así. No me gustaron ciertos tonos, gestos o caras que puse. Es curioso cómo cambia la percepción de uno mismo cuando se ve desde fuera.
Cuando estoy en un plató, siempre creo que lo estoy haciendo bien. Estoy pendiente del movimiento de cámaras, de los planos, de las preguntas de la presentadora o el presentador… Pero cuando me veo grabado en mi súper cojonudo DVD grabador, es cuando descubro mis errores. Me doy cuenta de que no miré a cámara en el momento adecuado, de que reí en momentos inoportunos restando credibilidad a lo que decía, o de que evité respuestas en lugar de afrontarlas con claridad. Encima, me di cuenta de que necesito una limpieza dental urgente… ¡mis premolares no estaban tan blancos como pensaba! 😅
Es importante tener una dentadura impecable en televisión, sobre todo cuando sonríes. Y hablando de eso, no sé por qué me río tanto… en cámara quedo fatal cuando lo hago. A veces me olvido de que no estoy interpretando a Elvira la Galáctica, sino a Santi Molezún, el vidente. Hay una diferencia enorme entre ambos, pero no siempre la separo bien.
De todos modos, no todo fue malo. El reportaje que me hicieron para presentarme quedó espectacular y podría aprovecharlo para mi web. Además, el programa en sí estuvo muy bien y la presentadora es preciosa y una gran profesional.
El lunes me pasó todo el desastre del coche que ya te conté, así que no fui a trabajar. El miércoles lo dediqué a cambiar algunas cosas de ti, Diario. Te he dado un cambio de look, porque todos necesitamos renovarnos. No podemos quedarnos estancados en un estilo o apariencia. Es imprescindible actualizarse, mejorar, evolucionar. Y como has cumplido un año y ya eres todo un libro, decidí remodelarte por completo, ordenando tus páginas y poniéndote en orden cronológico. Considera esto tu regalo de cumpleaños.
El jueves, Sergio se fue a Bilbao. Me pidió la semana libre porque lo contrataron para actuar como Hilaria la Proscrita, su personaje de Drag Queen, en un pub. Como yo también necesitaba este descanso, cerré la tienda y me di el lujo de no trabajar.
Me pasé el día tratando de poner en red mis tres ordenadores en casa. Lo conseguí después de varios intentos y, como recompensa, instalé mi juego favorito: Age of Empires. Y no te voy a mentir… me pasé horas jugando con Dani y Rubén en red. Estamos completamente enganchados. Nos matamos entre nosotros, construimos imperios, hacemos casitas, recogemos oro, picamos piedra… ¡Es una maravilla! Cada partida nos dura un par de horas, con pausas para fumar (ellos) y despejar la cabeza.
Me imagino a mi secretaria recibiendo llamadas de clientes preguntando por mí:
—¿Santi Molezún está ocupado?
—Sí, por supuesto. Está muy ocupado matando chinos y aztecas, construyendo murallas y torres de defensa.
Soy un niño, y no quiero dejar de serlo nunca. Me apasiona jugar en red, y desde aquí reto a cualquiera a una partida online. Interesados, escribidme a santimolezun@santimolezun.es y mandadme vuestra IP.
El viernes fui a comer con mi familia y, para mi sorpresa, la casa estaba decorada de Navidad. Me sorprendió positivamente porque, desde que murió mi padre, mi madre no había querido celebrar estas fiestas. Pero allí estaba todo: el árbol, el belén, las luces, las serpentinas, los dibujos de mis sobrinos…
Pese a lo horteras que puedan parecer estos adornos, me transmiten paz y alegría. No sé si es por la asociación subconsciente con la infancia y la unión familiar, o porque la televisión nos ha vendido esta idea de felicidad. Pero lo cierto es que me gusta. Y, sobre todo, me gusta ver la casa de mi familia así, alegre y llena de luces.
Yo también voy a decorar mi casa y dejaré entrar en ella el espíritu de la Navidad permanente, para transmitir alegría a todos los que conviven conmigo.
No soy católico, no creo en la Iglesia, pero sí soy cristiano. Creo en Dios, en Jesús y en su madre María. Aunque veo todo el comercio humano y el falso espíritu de solidaridad que hay detrás de estas fechas, no voy a dejar de celebrar el nacimiento de alguien a quien admiro.
No creo que Jesús haya sido el único Mesías. Creo que ha habido muchos a lo largo de la historia: Buda, Mahoma, Gandhi, Osho, Amma… Todos somos hijos de Dios, no solo él.
Tampoco creo en la virginidad de María. Me parece una construcción de la censura sexual para presentar una imagen de «pureza» a una mujer destinada a ser la madre de Cristo. La sexualidad no es impura ni sucia, es parte de la vida.
Jesús, para mí, fue un gran mago y mentalista de su época. Creó una corriente filosófica que cambió la historia de la humanidad. Sus ideas sobre ayudar al prójimo y poner la otra mejilla son poderosas, aunque algunas han quedado obsoletas con el tiempo.
No creo en la Biblia como un libro sagrado, sino como una crónica social manipulada por la política y la religión. La respeto, pero no la tomo como verdad absoluta.
Creo en Jesús, pero no en la imagen que la Iglesia ha construido sobre él. Para mí, no fue el hijo único de Dios, sino un espíritu iluminado, como muchos otros antes y después de él.
Su éxito radicó en su capacidad de movilizar masas en una sociedad que ansiaba un cambio. Como cualquier movimiento, su impacto dependió de la cantidad de seguidores que logró atraer.
Creo en sus milagros, aunque quizá no todos sean como los relatan. Pero sí creo que murió, resucitó y ascendió, como lo hacemos todos en nuestro propio ciclo de vida y muerte.
En Navidad se celebra su nacimiento, aunque la fecha exacta no es el 25 de diciembre. Los historiadores y astrónomos han debatido esto durante siglos. Algunas teorías apuntan a que realmente nació entre marzo y abril del año 5 a.C.
Pero lo que importa no es la fecha, sino el mensaje.
Jesús fue alguien que nació pobre, vivió pobre, trató de cambiar el mundo y dejó un legado que perdura.
Por eso, celebro su cumpleaños en estas fechas y le deseo amor y paz, para él y para todos vosotros.
Estéis juntos o separados de vuestros seres queridos, que estos días sean felices y los disfrutéis desde el corazón.
¡Feliz Navidad a todos! 🎄