Hoy no fui a la tienda por la tarde ni atendí a nadie en la consulta. Dediqué el día a Dani y a comprarle sus cosas para el cumpleaños. Lo celebramos en casa con una velada íntima junto a sus amigos más cercanos, unas doce personas. Recibió muchos regalos y se le veía feliz.
Yo, en cambio, apenas encajo con sus amigos, tanto en edad como en forma de ser. Pego menos que una naranja encima de un baúl. Pero, como soy su pareja, “tengo que estar” en estos momentos importantes a su lado. Siempre que puedo, me escapo a la cocina con la excusa de estar ocupado organizando todo, tratando de no hablar demasiado y de pasar desapercibido. Aun así, me siento como pez fuera del agua.
Dani y yo tenemos mucha diferencia de edad y también de gustos. En realidad, compartimos pocas cosas en común. Con sus amistades, siempre siento que no encajo, que lo único que hago es ponerlos en guardia con mis reacciones, intentando agradarme. Los noto tensos en mi presencia, como si les impusiera, y eso no me gusta nada.
Sergio también vino, pero estaba incubando la gripe y pasó la noche medio amodorrado, completamente apagado y aséptico.
Hoy mi novio cumple un año más de vida. ¿A quién le importa cómo me lo pasé en su cumpleaños? Lo importante es que él sea feliz en su día.
Feliz cumpleaños, Dani. Que cumplas muchos más.
Que estos 25 años que celebras hoy sean prósperos y buenos en todos los sentidos para ti, y que, por fin, superes todo lo que no eres capaz de dejar atrás.
Aunque tú pienses que no… quérote.