Dani ha empezado un curso que le exigen para poder seguir trabajando en el lugar donde está. Por culpa de esto no podrá venir a la playa hasta mediados de Agosto.
Ayer viniendo de noche en coche casi me mato en una glorieta, quedó un coche a 5 cm del mío en un fuerte y fugaz frenazo.
He ido por la mañana a mi psicóloga y hemos estado conversando alrededor de una hora.
Me ha sacado, a través de un test que parecía infinito de 500 preguntas, un estudio detallado de mi persona con un montón de defectos sobre mi carácter, en todo lo que ha dicho había encerrada una grandísima e hiriente verdad: Soy una persona egocéntrica, hipersensible a los demás de manera que todo lo que me hagan y me digan me afecta muchísimo, soy borde con la gente, irónico, manipulador, posesivo, intransigente, organizador, seductor, etc.
¿Y que me importa?, sino le gusto a la gente que no me llame, sino les convence mi forma de ser que no me molesten. No estoy con ánimos ahora de ser mejor persona porque no tengo motivos para serlo, básicamente porque creo que nadie se merece más de lo que le doy.
Así de crudo y así de claro lo digo.
Pienso que la gente es cada vez más imbécil y no tengo el menor interés en aguantarle el rollo a nadie para caerle bien. Empiezo a estar harto de que se juzgue mi carácter en todas partes, cuando el carácter de los demás es mucho menos auténtico.
Hago lo que me da la gana y pienso como se me antoja. Y seguiré manifestándome incomodo a cada situación estúpida que vea, lo siento. Prefiero no tener amigos, a tener una vida social falsa, correcta y vacía como tienen muchos, basada en «yo te chupo el ego y después me lo chupas tú a mí «, cómo decía mi gran amigo rumano y genio director de escena: «Theodor Stermin»: «yo te doy cremita y tú me das cremita». Las relaciones humanas deben ser auténticas y no políticamente correctas.
Hoy me voy a la playa todo el día. Es en el único sitio que siento que mi corazón descansa. Me fundo con el mar y escapo de el resto del planeta.
