He llegado tarde a la tienda. Tenía una clienta y a su marido citados para las cuatro y media, venían desde la ciudad de Vigo. Llegué tarde y empapado, a las cinco. La lluvia caía a borbotones.
Por la mañana atendí a mucha gente por teléfono e intenté consultarlos a todos antes de las dos. Ha sido una mañana completita y sin descanso. También he discutido con un cliente de mucho dinero al que no le gusta pagar. Es un tipo al que le encanta llamarme, hablar y hablar, como si mi trabajo fuera un pasatiempo y no una profesión.
Él cree que cuando me llama y me cuenta su vida, y yo le escucho pacientemente, lo hago por amistad y no por trabajo. Confunde los términos, como tantas otras personas. Como les trato cariñosamente bien o les escucho, se piensan que me interesa muchísimo lo que me están contando, que soy un amigo. No entienden que lo hago porque mi profesión es escuchar, oír, entender y aconsejar a través de mis dones.
Si no les echo las cartas literalmente, creen que no estoy trabajando, la videncia para ellos no es un trabajo. Pero sí, ¡con mi dones de percepción les doy consejos, o les respondo sobre lo que venían a preguntarme!, ellos consideran que eso no es trabajo, sino… un buen rollito, una buena predisposición de amigo, pero sí lo es, ¡es mi profesión desde los 11 años!. No soy tu amigo, soy un profesional de la videncia que también atiende por vídeo llamada, presencialmente en Santiago de Compostela o por teléfono.
Su percepción de la realidad dista mucho de la mía. Para mí es trabajo, y lo hago como tal. Les escucho con respeto, no les juzgo, les hablo y les doy mis consejos, les hago predicciones, les enseño a cambiar su forma de vida o a mejorar su forma de ser, pero no lo hago como amigo, sino como profesional que soy. Y si a veces no les cobro, es porque me llaman tantísimo, que si les cobrase siempre, los arruinaría. Hay gente que no sabe parar, que tienen adicción a Santi Molezún, adicción al tarot.
Pero esto ha sido un error. Porque después te exigen ese tiempo gratuito. Y cuando les dices que tienen que pagar la consulta, ¡se ofenden!.
«¡No quiero una echada de cartas, solo quiero contarte una cosa y conversar!» –dicen.
Siempre es «un minuto», pero acaban quedándose media hora o una hora, dejándote la cabeza, el móvil y la oreja calientes para todo el día.
Por eso he decidido no ser tan benévolo. Estoy francamente harto de tanto morro de tantos «sólo una preguntita y no te molesto más»… NO ERES TÚ SOLO! HAY MILES COMO TÚ!
La gente no tiene dinero… para lo que no le interesa
Algunos dicen que no tienen dinero, que no pueden pagarme, que su economía está fatal.
«Santi, lo siento muchísimo, pero no puedo permitírmelo…»
Pero luego descubres que pagan a otros adivinos, a algunos incluso los conoces porqué que se anuncian en el periódico de tu ciudad. Y a veces les pagan por supuestos trabajos de magia, ¡sumas indecibles!.
O sea, no tienen dinero para lo que no les conviene. Culpa mía por ser tan tonto y tan bueno.
A partir de ahora, seré mucho más cerebral.
La caridad tiene sus límites
Como una vez atendí a varias personas sin techo completamente gratis, ahora vienen «sin hogares» de todas partes, exigiéndome que les atienda gratis también.
Dicen que ya saben de la oferta:
– «La primera consulta es gratis y la segunda se paga.«
¿¿Pero de dónde coño habrán sacado semejante oferta?? ¡Si yo jamás he dicho o anunciado tal cosa!.
¿Es eso lo que se cuentan en la Cocina Económica que se encuentra justo en la parte trasera de mi tienda?
Yo alucino. No salgo de mi asombro.
Por ejemplo, hace poco les hice un trabajo de magia gratis valorado en 300 euros y les regalé mercancía de mi tienda por valor de 70 euros.
Solo les pedí una foto suya para hacerlo. Me la dieron encantados.
Pues bien, no pasó ni una semana y volvieron exigiéndome que les devolviera su fotografía.
La foto no la tenía a mano, así que les pedí que volvieran al día siguiente.
– «No, no, no. La queremos ahora.»
– «No vamos a volver otro día.»
Me quedé alucinado con su reacción.
Desde luego, los mandé a la mierda con todas las letras. La gente es idiota.
Les das la mano y te cogen el brazo entero. Y encima se creen que no te das cuenta.
Son egoístas, ególatras y se aprovechan de quien les tiende la mano.
¡Pero la culpa es mía por no cobrarles!.
Cambiando de tema…
Me han hecho una entrevista para el periódico «El Correo Gallego». Es el periódico más leído en Santiago de Compostela, seguro me traerá nuevos curiosos.
Sale mañana, miércoles 25 de octubre.
Ya veremos de todo lo que les he dicho y respondido, qué es lo que han escrito. Porqué a veces de lo que dices a lo que lees existen dos continentes enteros de distancia.
Me voy a dormir. No puedo más, un beso querido diario.
Buenas noches.