3 de Noviembre

Libro antiguo y misterioso con letras doradas sobre una mesa de madera en una tienda esotérica tenuemente iluminada. En el fondo, un astrólogo estudia una carta celestial mientras el libro emana un aura enigmática.

Me han contado una historia muy macabra sobre un libro. Al parecer, apareció misteriosamente en la habitación de una chica que asegura no saber quién lo dejó allí. Desde que lo abrió, comenzó a experimentar una serie de calamidades, una tras otra. Dentro del libro leyó una frase que la puso muy nerviosa: una predicción que, para su horror, se cumplió a la semana siguiente. Poco después, sufrió una fractura de clavícula.

Asustada, decidió deshacerse del libro y le pidió a su pareja que se lo llevara para no tenerlo cerca. Él, sin mucha preocupación, aceptó guardarlo, pero días después tuvo un accidente de moto y terminó empotrado contra un taxi. Como si fuera poco, el libro pasó a manos de otra persona, quien no tardó en sufrir también una serie de desgracias, incluyendo la pérdida de su empleo. Ahora nadie sabe qué hacer con él…

¿Y a que no adivinas qué les he dicho? ¡Exacto! Que me lo traigan a mí. Quiero ese libro tan poderoso. Se llama La Peste y pronto lo tendré en la tienda. Ya te contaré más cuando lo vea. Me han dicho que tiene las letras doradas, pero aún no sé nada más.


Hoy ha venido a verme María, una antigua clienta habitual. Es un auténtico genio de la astrología. Desde hace años domina esta disciplina, desentrañando la influencia de los planetas en la vida de las personas y analizando cómo sus tránsitos pueden marcar su carácter y su destino. Me ha traído mi carta astral como regalo y ha estado explicándome, punto por punto, cada una de mis casas zodiacales, trígonos, sextiles, cuadraturas y conjunciones.

¡Cómo me gustaría saber de astrología como ella! Me vendría de maravilla para complementar mis interpretaciones y ofrecer una visión aún más completa a mis clientes. He intentado aprender en varias ocasiones. Tengo en casa muy buenos libros sobre el tema, pero cada vez que me pongo a leerlos, termino profundamente dormido. Me cuesta entenderlos y me desanimo rápido. Parece un conocimiento reservado solo para iniciados.

Mis nociones de astrología son bastante básicas. Aunque dispongo de programas de ordenador que elaboran cartas astrales extensas, de hasta 23 páginas, no me considero astrólogo ni de lejos. María, en cambio, es impresionante. Hace e interpreta cartas astrales en cuestión de minutos y acierta en todo lo que dice.

Hemos hablado largo y tendido, y hemos decidido unir fuerzas: cada uno con sus especialidades. Es posible que empiece a trabajar conmigo en la tienda de Santiago. Ya te contaré qué tal funciona la colaboración.


Hoy he leído una crítica sobre mí que me enviaron por correo electrónico. Me ha parecido fantástica, irónica y muy bien hecha. —[ver enlaces]—

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