Santi Molezún 2022

Santi MolezÚn

Cuerpo de Bomberos de Santiago de Compostela, mis nuevos héroes

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Estoy aún completamente alucinado y angustiado, he visto perder todo lo mío en 20 minutos de tensión. Pensé que me quedaba sin mis amados 13 hijos: mis diez gatos, dos perras, y mi periquito «Petipatapum».
Toda mi vida se ha tambaleado y girado en cuestión de segundos cuando a las 12 de la madrugada un joven histérico chillaba aporreando la puerta de mi casa:

­ – ¡Fuego, fuego!, ¡salir corriendo que el edifico se quema!, ¡mi casa esta ardiendo!!,¡llamad a los bomberos!, ¡hay dos bombonas de butano que van a estallar!.

Abrí la puerta y me encontré con un terrible olor a quemado, el portal entero estaba envuelto en humo, no sabía de donde provenía pero había chillidos gritándome: – ¡Salir de casa! ¡salir a la calle!.

Cerré patidifuso y llamé a mi pareja Dani, estaba en el salón viendo la tele, tirado en el sofá sin enterarse aún de nada.

­ – Un chico de los vecinos de arriba chilla que hay un incendio y no sé que cosas, le dije, está histérico pidiendo que se llame a los bomberos y que salgamos corriendo de casa… ¿joder que esta pasando?
­ – ¿Y que hago?, me respondió mi querido Dani recostado, no sé el número…, ¿dónde llamo? ( siempre es aparentemente él más tranquilo cuando pasa algo importante, eso me pone de los nervios).

­ -¡Dios Dani!, ¡apúrate!, ¡no es tiempo para tus putas tranquilidades!, ¡mueve el culo corriendo!, ¡no lo sé!, ¡pues no lo busques!, ¡ya llamó yo!, ¡tú mete a los gatos en sus habitaciones y enciérrales allí con un cubo de agua!,(le chille histérica perdida).

Y aún me sigo preguntando ¿en que coño estaba pensando mi ida cabeza cuando le mandó al pobre de mi novio que metiese un cubo de agua en la habitación de los gatos?¿por si tienen sed, para que se metan si se queman?

Pero es que en estos casos extremos, uno no reacciona siempre con la ayuda de su Diosa Atenea, la lógica se escapa a la calle, y te deja sólo con tus amigos: pánico, angustia y prisa, el «trio lalala».

El amor a los tuyos prima por encima de todo, sólo sabía que tenía que salvarlos a todos, era en lo único que pensaba en esos momentos de tensión y palpitaciones.
Llené corriendo la pila de fregar los platos con agua en la cocina, y fui corriendo a apagar el gas, y la calefacción de propano que llevaba encendida todo el día ¿para qué?, ¡soy estúpido!. Tanto mi calentador como mi agua caliente funcionan con 4 bombonas de 2 metros de propano industrial. Visualicé como podía saltar todo por los aires y esa fue mi reacción absurda, pero peor fue lo del masturbador de Pompeya…

Miré por la ventana, y un grupo de personas acordonadas histéricas en la acera de frente a mi edificio junto a policías y bomberos me hacían señas desde la calle, chillándome que bajase corriendo que no quedaba tiempo, todos miraban con miedo hacía arriba y eso me asustó aún más, porque desde mi perspectiva no podía ver nada de lo que estaba sucediendo.

Cerré las cortinas, y recogí mi ordenador portátil y lo metí en su maleta. ¡Aún me sigo preguntando ¿para qué también?!, quizás para salvar todo mi trabajo de estos años: datos, clientes, no lo sé.
¡Que coño me importa salvar el portátil!, ¡si yo podía morir en cualquier momento cuando hiciesen explosión las bombonas, me cayese el edificio encima y se propagase el fuego que empezó en la cocina del 4°!.

Llamaban incesantemente al telefonillo, y en la puerta de casa… Abrí de nuevo, era la policía, que me venían a echar de mi casa con ánimo de tratar de salvarme la vida y que no hubiese víctimas porque nosotros por nosotros mismos… no acabábamos de bajar…

Y le respondí:

­ – Ay no no no, que yo tengo aquí a mis 10 gatos y a mis dos perras y a mi periquito, yo no voy de aquí, no puedo dejar que se mueran ahogados, quemándose, o aplastados por el derrumbamiento…. No, lo siento señor policía, pero yo me quedo…

­ – Mira yo entiendo lo de tus gatos, pero es que corre peligro tu propia vida, sino sales ahora mismo y dejas el edificio. Porque puede explotar todo (me chilló el agente). Si quieres sácalos…
­ – ¿Pero como coño bajo a 10 gatos y un periquito y 2 perras?, le dije.

– Pues no lo sé, pues sal tú por favor o te bajo yo insistió el uniformado.
­- Está bien, voy ahora mismo… claudiqué.
Corrí junto mis felinos hijos, y volví a chillar a Dani:
­- ¡¿Dónde esta «Bebe»?­! (es mi gata pequeña recién cogida de la calle abandonada) ¿Y Tucho?,¿Y las niñas?,¿Y Mitschu, Bitchi y Lince (preguntaba intranquilamente, es muy difícil hacer el recuento en 2 segundos y tenía miedo por todos).
­ – ¡Están encerrados como me pediste!­ me aclaro chillando, ya despertado de su letargo el joven libra que me acompaña, por fin había entrado en el docudrama.

Afiancé sus habitaciones, ventana y puerta a cal y canto, le rogué a Dani que cogiese a una de las perras, y yo agarré a la otra en el aire, cerré la habitación donde esta mi periquito, apagué el ordenador de mi despacho, tampoco sé para qué y corrimos galopando escaleras abajo, cargadas de humo a la calle.

No nos dejaron ver mi casa desde enfrente, había 2 ó 3 coches de bomberos, una ambulancia, varias patrullas de policía, y todo tipo de curiosos agolpados. Nos echaron lejos del cordón policial y desde allí, sin abrigo y a 6 grados (me moría de frío tiritando con Greta en los brazos) mirando junto al público curioso de esta obra surrealista, como mi hogar podía quedar destruido en unos segundos.

Todo cuanto soy, todo cuanto tengo, todo cuanto amo se podía ir por los aires en unos instantes. Las lagrimas empezaron a caer de mis ojos sin final.

Los seres que más amo en el mundo, podían morirse asfixiados, quemados, o aplastados, y yo no podía nada más que mirarlo de lejos. Fue una situación de nervios, de miedo, y de una tristeza increíble, una completa impotencia que me asaltaba todo el tiempo. ¿Para que coño encerré a mis gatos?, si los hubiese dejado sueltos con la puerta abierta, podrían quizás refugiarse del fuego…pensaba…

Lo hice con ánimo precisamente de que no anduviesen por toda la casa histéricos con el humo y los bomberos. ¿Pero realmente había hecho lo mejor?, me sentí culpable y confuso. Nunca había vívido algo así. Excepto cuando tuve que decidir sacrificar o no sacrificar al ser que más amo en el mundo.

Una chica en la calle se ofrecía a cogerme a algún gato… yo me negué, no puedo sacarlos a la calle le dije, se asustarían aún más, se morirían de pánico y se perderían…
Fueron 20 minutos de dudas, miedos, e impotencia. Mi intuición me decía que no iba a pasar nada malo con los bomberos allí, pero, ¿ y si no era mi clarividencia y era mi deseo?, es muy difícil discernir entre ambos, principio activo de todos los grandes errores de la videncia.

Santi Molezún se esfumo, allí no estaba ese fantástico adivino con tanta personalidad, el mejor vidente del mundo famoso por la televisión y sus grandes aciertos, allí solo estaba el pequeño Santi, tiritando de frío, con ojos abiertos como platos, silencio autista, con una pequeñita perra sin raza en brazos que tiritaba más que él, como una fotografía de en blanco y negro de las de Charles Chaplin.

Toda una pesadilla con final feliz. El cuerpo de bomberos de Santiago de Compostela, han salvado el edificio y a mi casa. Todo ha quedado en un enorme susto impregnado en humo.

La policía y los bomberos han salvado lo que más quería, apagando el incendio a tiempo.

Me han dejado subir de nuevo a mi casa, ya fuera de peligro. Y estoy completamente emocionado. He ido corriendo a ver a mis gatos, y estaban durmiendo tan tranquilos… y me miraban como diciendo:
­ – ¿Qué pasa Papa, esta la cena?, estamos aquí durmiendo con el calorcito.
­ – ¿Por qué estas tan angustiado?, ¿nos hemos vuelto a quedar sin comida?
­ – ¿Te has vuelto a quedar sin gas?

Dios me he dado cuenta que «Felisa», la anciana cantadora que vive en el segundo, una mujer fascinante que canta en un coro y por el patio de luces, estaba durmiendo en su cama y ¡nadie nos acordamos!, menos mal que no pasó nada… pobre mujer.


¡Gracias cuerpo de bomberos!, dejaré de veros como una aventura erótica de los calendarios y desde hoy os admiraré como mis propios héroes.

Gracias de corazón.

Sigo llorando y temblando, voy a tratar de tranquilizarme. Buenas noches querido diario, por poco me pierdes.

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