6 de Abril

Hombre carismático en un entorno dinámico, trabajando con herramientas esotéricas, explorando una web de citas y de pie frente a una tienda mística. Una escena vibrante de ambición, autodescubrimiento y deseo.

Las cosas parecen ir viento en popa. El trabajo en mi nueva consulta ha crecido aún más, y la inversión en publicidad en revistas ha dado sus frutos. No paran de llamarme clientas nuevas, aunque muchas de ellas resultan ser, lamentablemente, un despropósito: maleducadas, incultas y con una falta de respeto asombrosa. Especialmente las que llegan desde la revista española: Tu Suerte, un auténtico horror. De cada doce que llaman, diez son insufribles.

La mayoría se presentan como «brujas» y «adivinas», anunciándose como yo, pero, por alguna razón que se me escapa, se dedican a llamarme solo para preguntar precios y colgarme de malas maneras. Si la envidia fuese tiña, ellas estarían sin piel. La ignorancia, por lo visto, sigue siendo gratuita, y hay un nivel de paletismo suelto por el mundo que asusta. No es solo que sean limitadas mentalmente, es que muchas parecen peligrosamente obtusas, aferradas a un hermetismo tóxico que las vuelve incapaces de razonar o sacar nada bueno de sí mismas.

Por otro lado, también están llegando personas maravillosas, clientes con los que da gusto trabajar, gente que no me conocía o que no sabía cómo localizarme. Porque, seamos sinceros, el hecho de ser una persona un poco pública no significa que todo el mundo tenga a mano tu contacto. Por eso, poner anuncios en revistas es algo que hago de vez en cuando, y veo que sigue siendo efectivo para recordar que estás ahí.

Las dos tiendas también marchan bien. Vendí mucha mercancía y mi nueva empleada, María Moure, es un auténtico hallazgo. Tiene la paciencia que yo perdí hace años. Aún no se están encargando demasiadas cartas astrales, lo cual me sorprende. La gente es reacia a lo desconocido y, por pura ignorancia, prefieren el tarot y la videncia antes que la astrología. Y eso que María es excelente y da fechas concretas, algo que yo no hago. Además, su servicio es más económico que una tirada de cartas conmigo. Aun así, la gente sigue prefiriendo lo de siempre, es algo que hay que verlo para creerlo.

Estamos en Semana Santa, pero este año no me apetece en absoluto ver ninguna procesión. Dani, en cambio, ha ido a varias. Lo respeto, pero esta vez no le acompaño. No me apetece.

Mis proyectos fuera siguen en plena expansión, y yo continúo trabajando en mis empresas. A veces paso más de 17 horas diarias en ello. Apenas duermo, sobrevivo con cuatro horas de sueño cuando tengo suerte.

A veces ni siquiera pego bocado hasta la noche. Ahí recupero lo perdido y devoro toda la nevera de golpe, como si el día entero se redujera a una sola gran comida que engloba desayuno, almuerzo, merienda y cena. Como resultado, mi espalda está destrozada y mi cansancio es perpetuo, parezco una profesión de Semana Santa ambulante. Estoy en modo «plan A», lo que se entiende como a todo tren, sin frenos, pero sin energía.

He comenzado un Fotolog, culpa de Sergio, que me ha metido el gusanillo. Se trata de subir una foto al día con un comentario breve, a modo de diario visual. Así que ahora este diario tiene un «hermanito» en la siguiente dirección:
http://www.fotolog.com/santimolezun

También me he anunciado en un portal gay, por pura curiosidad. Necesito saber qué efecto sigo causando en los chicos. Últimamente me siento mayor, viejo, feo. Necesito comprobar si todavía despierto interés o si, por el contrario, ya estoy caducado y marchito. Así que, en un acto de puro morbo egoísta, abrí un perfil en un sitio de encuentros y ligues. De paso, aproveché para promocionar mi empresa de sexo, www.follame.com.es.

Para mi sorpresa, en solo un día, mi perfil fue visitado por más de mil personas. No lo esperaba. Como nick decidí usar mi nombre real, sin pseudónimos ni máscaras, y eso ha desconcertado a más de uno. Algunos incluso dudan de que sea yo. Como si las personas conocidas o famosas no tuviéramos derecho a utilizar los mismos servicios que los demás.

Se lo conté a Dani para que no se pusiera celoso, aunque no le hizo demasiada gracia. Le prometí descreído que, si encontraba un chico joven y guapo que me ligara, lo compartiríamos. Y, ahí sí, la idea ya le pareció bastante más interesante…, y es que fantasías ¡las tenemos todos!. Es sólo un juego, no busco nada más.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *