8 de Marzo

man standing beside swimming pool

Hoy he bajado todos mis precios a «petición popular», tengo numerosos clientes que no pueden pagarme mis honorarios y sin embargo desean acceder a mis servicios de tarot y de videncia. Algunos se sostienen con un sueldo de 700 euros al mes y me siento incapaz de cobrarles 232 por media hora, 348 por una hora o 500 por un servicio sin tiempo, que es lo que estaba cobrando recientemente.
Estos importes los tenía en virtud del tipo de clientela que pasa por mis consultas, muchas veces me cuentan que tan solo en una cena se gastan más de 1000 €, o que se han gastado 1200 en un camisón o en una prenda de ropa interior que se les antoja.

Actores, directores, futbolistas, magnates árabes, empresarios de alto nivel, políticos,mafiosos, etc. son el alto elenco habitual que desde algunos años utilizan mi don.

Pero también conservo clientes que son personas normales y corrientes, con un sueldo bajo o medio, que últimamente no hacen más que quemarme y echarme en cara que no pueden permitirse el lujo de pagar mis consultas, que soy «muy caro». Se quejan de mis precios y anhelan acercarse a verme y que les atienda, porque lo necesitan.
Durante 25 años he vivido y me he mantenido de este tipo de clientela de la calle, mucho antes de ponerme de moda en el «Mundo Vip». Así que siempre les tengo en cuenta y les guardo cierto cariño o respeto a muchos de ellos.

Después de mucho masticarlo y cavilarlo, ya que para mi es una vuelta hacía atrás con difícil retorno… he accedido a bajar mis honorarios de golpe así como los subí en su día de la misma forma y convertirme en asequible para todos los bolsillos.
Y aunque me sigue pareciendo indignante tener que atender a las 3 de la madrugada de un placido domingo a una señora de 52 años, dueña de una red de hoteles importantísima, por tan solo 100 €, o bien a un señor que tiene uno de los despachos de arquitectos más caro de España un Jueves a las 23:30, y a un político que gana una barbaridad al mes y de sobra reconocido en televisión a las 8:30 am de un Lunes cuando me he acostado la noche anterior a las 4:30 am, aún así atenderé por un «precio más asequible» a todo el mundo… ¡que remedio!.

Considero que deberían pagarme lo que realmente valen mis servicios. Ellos pueden sin ningún esfuerzo. La gente rica pienso que debería pagarme los 232€, los 348 € y los 500 € según su tiempo de consulta, ya que si para una persona de clase baja o media esa cantidad es exagerada, para mis clientes «importantes» supone sólo es una simple cena.
El problema es que si los cambio para unos, los tengo que cambiar para todos. Aunque una parte de mi tenga alma de «Onasis», la otra es racionalista, justa, practica, y solidaria y se asemeja quizás más a «Robin Hood», así que procedo a transmutar los precios «por ahora», solo de momento, ¡y muy a mi pesar!, para todos aquellos que quieran acceder a mí y hasta ahora no podían habérselo permitido.¿Hasta cuando?, ni idea… hasta que aguante, no preguntes…

Últimamente siempre estoy estresado, las mañanas no me saben a nada, a penas tengo tiempo para dar la clase de Ingles, porque siempre me lío en el teléfono, en el banco o en las ruidosas calles haciendo recados. Trabajar de noche con mis líneas es agotador, levantarte 5 o 6 horas después para seguir contestando preguntas, se vuelve aún peor y estoy estresado. Pensé que al cerrar mi tienda de «Bertamirans» y mantener solo la de Santiago me iba a ayudar a estar mejor, pero las ocupaciones aparecen kármicamente por cualquier sitio o «modus vivendi». No es la vida la que nos estresa, somos nosotros los que nos estresamos con la vida. Es nuestra propia forma de sentir y de ser, o de encararla, lo que afecta a nuestros nervios o psique.

Llevo desde 1990 sin vacaciones y eso está teniendo ahora su cobro, mi salud se resiente. Andando por la calle hoy note un calor muy fuerte que me subía por las piernas y el corazón me latía fuerte y demasiado rápido, me dio una sensación angustiosa de pánico, pensé que me estaba dando un ataque al corazón. Me paré en seco en la acera, controlé mis respiración, pero quise llegar a mi casa y no pude.

Conseguí llegar a una tienda de allí cerca y me sentaron muy amablemente 15 minutos a descansar.
Me sentí mal, viendo que no estoy bien, tengo stress, depresión y ataques de pánico y sé que no tengo «buena salud mental».
No hago más que dormirme en todas partes e incluso de pie o sentado hablando a mis clientes. Es algo increíble pero cierto, les dialogo perfectamente, les echo las cartas profesionalmente ¡pero me duermo!. Continuo trabajando y no sé lo que les estoy diciendo, me despierto de golpe y estoy hablándoles de sabe Dios el qué, y veo que el cliente me esta conversando feliz de la vida con los vaticinios que le estoy dando dormido, continuo manteniendo la conversación ya empezada en sueño profundo sin que el cliente se de cuenta de que me he dormido con los ojos abiertos, pero sin tener idea de lo que estamos hablando desde hace 20 minutos.

Es como si fuese un avión con piloto automático, les acierto en todo igualmente que despierto, cuando les pregunto si todo les encaja con su vida, me dicen que es tal cual, pero yo no sé lo que les he dicho, ¡estaba durmiendo!.
Es algo completamente de estudio, hablo y pienso soñando. Vivo agotado y sin vida. Sólo me dedico a mis clientes y a mis negocios. Y me estoy muriendo por dentro. Necesito vida y calidad. O necesito un psicoanálisis urgente.

Tengo que ir al psicólogo, preciso de un buen psicoanalista y que alguien me saque de este abismo.

Hoy vino a conocerme uno de mis clientes, se llama «Dani.O» y creo que te he hablado en algún capitulo de él. Está enganchado a mis consultas, ¡y a mi blog!, me llama desde hace tiempo sistemáticamente para asesorarse desde Cataluña, me he convertido para él en un guía de sus pasos, en la brújula de sus dudas. Me ha adoptado como su consejero y su voz­ telefónica amiga, hoy rompió la distancia para conocerme.

Se guía de mis vaticinios y cartas dentro de sus ausencias y llena sus miedos de mis respuestas firmes e impertérritas. En cierta forma me ha idealizado de tal manera que entre la imagen que ha visto de mí en las fotografías, las campañas publicitarias, mi web etc, y con las decenas de conversaciones que hemos tenido por teléfono vive ahora un síndrome de Estocolmo de mi influencia.

Quería conocerme en persona, y aprovechó un viaje a Galicia por tema de negocios para venir a verme por primera vez a mi tienda.
Cuando lo vi entrar por la puerta de mi establecimiento y me saludo con esa sonrisa preciosa, pensé que desfallecía del todo. Era el chico más guapo que he visto en este año. Sexy, bien vestido, impoluto, atractivo, joven, de familia de alto nivel adquisitivo, camino a millonario. Vino con su deportivo a encontrarse cara a cara con las voces que lleva utilizando desde hace 1 año. Estuve con él cerca 5 horas seguidas, charlando y conversando, le leí las cartas, y fuimos a cenar. Nadie vino a mi consulta en este día, como si mágicamente el destino me preparase el camino para poder estar libre de otros compromisos y le pudiese dedicar todo mi tiempo a este príncipe dorado. Me pareció extraño, que no viniese nadie, sonó el teléfono muchas veces pero no era para consultarse hoy.

Le presenté a Sergio, y a mi pareja, y fuimos los 4 a cenar a un restaurante de los más baratos que conozco, donde se come de maravilla, aunque para mi gusto demasiada cantidad: «Casa Manolo» se llama, me salté la dieta de nuevo.

Me contó cosas increíbles como que no encuentra pareja, algo completamente ilógico en un chico bello por fuera, y bello por dentro, su forma de ser es extremadamente dulce y atenta, su educación es exagerada, no tiene maldad, ni lujuria. Extraño, pero cierto. O desde luego la tiene muy oculta. Yo con mi alma de prostituta venida a menos, me quedé maravillado escuchándolo.
No encuentra pareja, y lo que más llenaría su vida sería compartirla con alguien, ya que lo tiene todo, solo le falta amor.

La vida es completamente kármica, y las experiencias en ella son fruto y consecuencias de las experiencias anteriores de nuestras reencarnaciones, no tiene otra explicación.
Este chico es el hombre de la vida de cualquiera, lo que todos deseamos como novio, pero sin embargo esta sólo: él, su dulce alma, su preciosa cara, su boca y dentadura perfecta y su bello cuerpo fitness de gimnasio. No tiene pareja, pese a que la busca ¿No es paradójica y surrealista la vida?

Lo despedimos, regresé a casa, y mientras conducía me pregunté: ¿donde estabas hace unos años príncipe dorado?
Miro a mi otro Dani…, el mío, mi novio, le agarro la mano y le digo: ­ – Te quiero gafitas…

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