Santi Molezún 2022

Santi MolezÚn

Vida después de la vida

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Me levanté a las 11 de la mañana, le he dado de desayunar a los gatos y las perras, mi familia peluda. Después de ducharme preparé un rico desayuno. Estoy mejor, más tranquilo, reparado del sueño.
Estoy tomando unas pastillas homeopáticas que compré en un herbolario para la ansiedad y parece que hacen efecto, estoy mejor, muy destrozado y triste, pero mejor.

Compré un libro este Viernes que empecé a disfrutar esta noche, me lo he recomendado a mi mismo, como si le estuviese aconsejando a uno de mis clientes, me mandé comprar: «El Arte del Morir» de «Osho», mi autor preferido desde hace años. Siempre leo a este maestro, me transmite muchísima luz y paz interior, pese a que conozco la realidad de su vida e historia, y eso mata el mito un poco, pero en fin lo que me interesa es lo que aprendo, recuerdo y recibo con sus libros.

En la contraportada dice así:
«La vida es vivir. No es un objeto; es un proceso. No hay otra forma de conocer lo que es la vida más que viviendo, estando vivo, fluyendo, discurriendo con ella. Si buscas el significado de la vida en algún dogma, en una determinada filosofía, en una teología, da por seguro que te perderás lo que es la vida y su significado.»

«La vida no te está esperando en ninguna parte; te está sucediendo.
No se encuentra en el futuro como una meta que has de alcanzar; está aquí y ahora, en este mismo momento, en tu respirar, en la circulación de tu sangre, en el latir de tu corazón. Cualquier cosa que seas, es tu vida, y si te pones a buscar significados en otra parte, te la perderás.»

Cuanta razón tiene de nuevo, la vida es lo que vivimos en ese instante, la realidad más inmediata, el pasado ya no existe, ya no está, se ha volatilizado en un hecho ya vivido, solo queda en nuestro recuerdo.

El futuro no existe, solo son un conjunto de miedos, dudas, anhelos y deseos que queremos que se cumplan, acompañados de la incerteza de no saber si se van a cumplir.

Lo único que realmente existe es el presente, lo que estamos viviendo ahora mismo y mientras lo contamos, lo intentamos entender, o mientras se lo contamos a otros se nos escapa de entre las manos, se convierte en pasado. Hay que vivir el día a día como nos toque vivirlo, cómo elijamos o donde coincida que estemos, sin estar remontando nuestra mente al pasado continuamente. Ya sea lejano o cercano una y otra vez volvemos con nostalgia a revivirlo mentalmente, a visualizarlo constantemente, tratamos de perpetuarlo en nuestra vida de forma permanente, pero estamos con ello asesinando nuestro nuevo presente con un vivir sin vivir.

He sufrido mucho por todos mis hijos muertos, lo indecible, pero tengo otros que están vivos todavía y que me están esperando, que precisan de mí. Cuándo estos se vayan, tendré configurado mi presente de otra manera o quizás en otro lugar, no puedo vivirlo antes de que pase y sufrirlo por adelantado.

Cada cosa hay que sufrirla en su momento y nunca más. No hay que molestarse en vomitar metiéndose los dedos en la garganta, una y otra vez cuando hemos tenido la sensación de estómago revuelto, pues esto sería exactamente igual, cuando uno ha estado deprimido, agobiado o triste por una perdida de un ser amado, no debe esforzarse en estar mal para mantener vivo el recuerdo, ¡ya se fue!, ¡el pasado ya no está! y ahora debes mirar lo que tienes ante tus ojos, vivirlo sin más y disfrutarlo si puedes.

Cuando tenga recuerdos, que a buen seguro los tendré, lloraré cuando note su ausencia, eso es sano, lo sano es hacerlo sin reprimirme, pero seguiré viviendo mi presente. A buen seguro dejaré de pensar en los recuerdos tarde o temprano, cada vez pensaré menos y pondré mi foco en mis seres vivos, será natural que sea así.

Lo único que tengo claro es que no quiero más gatos, ni más perros, ni más animales, no quiero volver a pasar por esto ni una sola vez más, este año he pasado por esta situación 4 veces seguidas: Manchis mi gatito, Basi mi perra, Hilarita mi periquita y ahora Gloto mi otra gata, aunque ya sé que aún me queda pasar por esta situación 12 veces más, ya que tengo 9 gatos más: Tucho, Ada, Ia, Tomi, Petra, Mitshu, Bitshi, y Lince (de 12 años algunos), 2 perras: Greta y Mora (de 4 y 5 años) y 1 periquito: Petipatapum (de 3 años), que a día de hoy aún están sanos y vivos gracias a Dios, no quiero agregar a nadie a la familia nuevo, para no tener que sufrirlo 13 veces en lugar de 12. Ni una de más.

Dentro de todo este drama kármico debo ser práctico y pensar un poco en mí por una vez. Pensar en mi corazón.
Lo tengo completamente claro. Ni un animal más. El próximo hijo que sea humano y si puede ser, que viva más que yo para no ver su muerte.

El próximo será un niño/a adoptado o acogido.


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