Santi Molezún 2022

Santi MolezÚn

Móvil sonando en la noche

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Hoy domingo, he amanecido con el histriónico sonido de mi teléfono móvil, el cual olvidé apagar al acostarme, a las 6 de la madrugada una clienta me sacudía amenazándome, nada nuevo, es una mujer desequilibrada y las cosas que hace son como ella, contesté, aguante el tipo y me volví a dormir.

Nada de anormal exceptuando quien es el sujeto que realiza la acción: una popular gran hermana, que hace no demasiado tiempo me encargó un trabajo de magia con intenciones de destruir a una persona.
En su día yo me negué entre otras cosas porque conozco personalmente a la víctima, también clienta mía. Una gran profesional de los medios a la que no pienso hacerle daño nunca.

La esquizofrenica hambrienta de fama no deja de fatigarme para que lo haga, incluso me ofrece suculentas sumas de dinero que dudo que tenga, no siempre la fama va ligada al poder, tengo muchas amigas de popular carrera que no tienen para pagar la hipoteca sin el dinero de sus ex…

Volví a conciliar tranquilamente el sueño y a las 10:30 me resucitó otra cortesana, esta vez para pedir una consulta telefónica, mujer de un juez de unos 65 años, ¡esta sí es una dama! y una persona admirable. Desde luego que gente tan diferente existe en el mismo mundo del colorín.
Diez minutos después sonó el maullido de mis gatos que arañando mi puerta querían llenar el buche, se habían despertado con tanto glamour y sonido espacial, otro día de descanso perdido. Me pregunto cuándo podré dormir a pierna suelta sin tanta interrupción aristócrata.

Mi secretaria contesta todas las llamadas pero no las de mi móvil, acabaré por desviárselas. Pero claro, después quien aguanta a mi madre chillándome porque «una subnormal» le contestó al teléfono…

Acto seguido de darle de desayunar a mis 10 gatos y 2 perras, he vuelto al lecho. Me encontré destemplado. Galicia es una tierra fría y húmeda llena de mañanas como esta. ¡A veces no te apetece levantarte de la cama del frío que hace!, por eso se hace tanto el amor.

A las 14:30 me armé de coraje saque un dedo de la cama y después el resto del cuerpo, me alcé rezando valor, encendí la calefacción, corrí hacía la ducha y me herví en agua muy caliente, la única forma individual de llegar a conseguir una temperatura agradable en poco tiempo. Me requete enjabone con mi jabón preferido: «Cariaquito Morado», es un jabón fabuloso que te auxilia a deshacerte de la tristeza acumulada y te aporta alegría de vivir. Y empecé a ser persona.

Pasé la tarde en casa limpiando y aprovechando para descansar todo el tiempo que pude. Siempre a final de año es cuando más gente consulta su destino, para ver qué le espera el nuevo ciclo, así que necesito respirar un poco.
A la hora planetaria de Venus, hice un hechizo de amor pendiente para intentar unir a dos personas y otro a la hora de Mercurio para alzar un negocio recién abierto de una importante diseñadora y amiga, estamos en Luna Creciente, que es la luna adecuada para hacerlos y hoy es domingo, el día ideal, comodín para cualquier brujería.
No soy dado a hablar demasiado de mis trabajos de magia, me resulta bochornoso y patético llevar a los ojos de la luz pública un acto que es exclusivamente individual y privado. No creo ni práctico el dogma por dogma, la doctrina por doctrina, no sigo religiones y en cambio he pasado por todas.

Mi magia, la que yo uso, es el pensamiento, la palabra en susurro, el control mental en estado alfa, unida a los espíritus que me protegen y me ayudan a que salgan las cosas, algunos con su fuerza y poder, otros con su influencia en una sucesión de acontecimientos, que llevan al camino o meta elegida que se pretende.

Trabajo con la facilidad desde niño el entendimiento: con el agua, el fuego, la tierra y el aire, no me cuesta comunicarme con las fuerzas de la naturaleza y con las de fuera de ella, trabajan para mí y yo para ellas, por encima de mí está Dios y por debajo hay muchos seres…

Con la brujería y mis hechizos susurro vocablos secretos, idiomas del alma, que hacen que las cosas sucedan o «vuelvan a suceder»en el bucle de la vida, cuando pueden suceder y a veces incluso sin permiso divino.
No soy yo quien puede cambiar la muerte, o quien puede hacer que nos toque la lotería a todos, ni quien va a predecir todo tipo de acontecimientos, hay más de los que podríamos predecir, ocurren cada instante, ¿es posible acaso hablar con todas las personas de la tierra y por eso deja de existir el idioma?.

Puedo predecir lo que ha de venir a una persona pero no a un país entero, a miles de personas juntas que no tienen nada que ver entre ellas, no a una tierra entera. No predigo hechos históricos, sólo el pasado, presente y futuro de las personas individuales y no siempre acierto, tengo algunos fallos, sobre todo de fechas y tiempos, no soy Dios. Depende de cómo me sienta, de mi fuerza y brillo, que obviamente no siempre es el mismo.

No es una videncia global, sino selectiva. El cliente no tiene que hablar en absoluto, ni media palabra y yo le hablo: de su pasado, presente y de lo que ha de venir, pero no de lo que le va a pasar a toda su familia en conjunto ya que cada uno es un individuo y cada uno tiene un pasado, presente y futuro particular. Esto es muy importante para entender mi trabajo. Mis facultades son brutas, están pulidas por la experiencia de 41 años, no necesito pistas de ningún tipo.

No puedo hacerlo todo, no puedo curar a nadie, y no puedo intervenir en algo que Dios no quiere cambiar, por karma (toda acción tiene una fuerza dinámica que se expresa e influye en las sucesivas existencias del individuo). Pero sí puedo intervenir en lo que el humano ha fastidiado, cambiado o doblado, puedo devolverlo a su sitio, o ayudar a que se ponga solo o incluso más, nunca hay un límite exacto, cada caso es un mundo.

Puedo destruir y puedo construir, pero no depende de mí, sino de todas las fuerzas que muevo y de que tenga el beneplácito de Dios. «Mi» Dios no es justiciero, no es incomunicativo, no es machista, sino que es libertad, es respeto. Su conciencia del bien y del mal no es católica y la mía tampoco. Las cosas que me deja cambiar: un amor, un trabajo, un negocio, un éxito en algo son pequeñeces para su fuente. Lo otro no me deja ni tocarlo.

Es complicado explicar esto, pero mi poder radica en quien soy y en que vengo a hacer aquí. Algo que supera toda lógica de este siglo, pero no supera la lógica de los siglos venideros, aunque aún no los conozcas..
No creo que el ser humano sea solo razonamiento, o que solo sea espíritu y con el tiempo las dos cosas serán igual de valoradas y dignas de tener en cuenta. Sin burlas de ignorancia o aprovechamientos de religiones masivas. Puedo ser muy malo y hacer mucho daño, porque estoy preparado para ello y tengo mucho mal interno, mi naturaleza es devastadora, soy y puedo ser extremadamente malo, al mismo tiempo soy e intento ser la mejor versión de mí, no por ganarme el cielo, sino por que mi corazón sigue siendo el de un ángel, aunque caído.
Poseo, ordeno y comunico al espíritu de la gente viva o muerta y siento sus pensamientos, y emociones, antes y mientras lo hago. Y con la brujería trato de restar karma de un ciclo por el que pasa un ser vivo o muerto, para que esa persona o lo que sea, con su propio pensamiento llegue a su deseo.

Todo lo que deseamos con fuerza acaba por cumplirse, porque lo ponemos en nuestro camino y si quitamos este karma temporalmente lo conseguimos antes. Me es imposible quitarlo del todo, no soy quien para alterar el aprendizaje de ningún espíritu, no me está permitido. Algunas cosas aunque las deseemos con toda la fuerza del mundo, nunca ocurren en el tiempo que uno las desea, pero si más tarde y a veces fuera de nuestra vida actual.
Pasado un tiempo, el karma vuelve y el ser vive lo que tenía que vivir, aprende lo que tenía que aprender y sufre lo que tenía que sufrir, es la ley universal. Yo no evito esto, no puedo, suelo puedo entretener por un rato al destino, para que consigas darle un beso a una estrella o acariciar con tus manos un ave fénix al vuelo.

Por la noche fui al cine a ver: «Elsa & Fred» con «Manuel Alexandre», la fantástica «China Zorrilla» y «Blanca Portillo» entre otros. Me ha parecido fabulosa, me ha entusiasmado, creo que es preciosa no cambiaría nada, es una sublime comedia, fabulosa en diálogos. Los planos son un culto a lo natural y los actores son espléndidos. Lo único que no me gusto es el detalle de la cría de gato, a la cual abandonan a su suerte en la preciosísima escena de la escena de La Dolce Vita, pienso que el director debió de evitar este detalle y hacer que apareciese al final de la película en manos de Fred cuando acaba.
Me acosté tarde, ya que Dani y yo fuimos a cenar a un restaurante Italiano. Otro día más que me he saltado la dieta. ¿Pero a quien se lo vamos a contar?.

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